Cuando volteó ya no era él mismo. Lo sabía, pero no estaba seguro. Miró con otros ojos y empezó a caminar con esos pies que no eran suyos y aún así no estaba seguro. La calle era la misma de siempre, y en la gente no parecia haber algo distinto. Llegó a su edificio, entró a su oficina al salir del elevador. Hizo el trabajo del día. Fue al baño. Se vio al espejo y no se vio. Era otra persona. Otros ojos desde los cuales él veía.
Salió a la calle y empezó a caminar. Aún era temprano. Movió cada dedo, los brazos, incluso la nariz. Se pasó la lengua por los dientes y sientió todo. Y de todas formas no era él.
Pestañeó y ya no era la persona que había sido antes. Se pasó las manos (otras manos) por el cabello, las metió en sus bolsillos, sintió las monedas que había dentro de estos. Cerró los ojos. No pasó nada y siguió caminando. Regresó a su oficina a recoger sus papeles. Nadie notó nada extraño. Uno de los asistentes le sonrió, como siempre.
Volvió a salir. Se metió a una cafeteria a observar a la gente. Odió el café al probarlo con esa boca. Se metió al baño del local a observarse en el espejo. No era él. Tampoco era el de antes. De repente más café le pareció buena idea. Fue al mostrador, pidió un café grande sacó un billete y pestañeó, para luego verse a si mismo -que no era realmente él- pagando. Contuvo la risa. Le dio el cambio. Vio como otro, el que él había sido, bebía su café y se iba del local. Pasó el resto de la tarde cobrando café y preparándolo. Luego, nada más por probar, fue a su oficina. No pasó nada, a pesar de que llevaba el uniforme de los empleados de la cafetería. Salió. Vio una pareja besándose frente al edificio. No había abierto los ojos y sentía los labios y la lengua de la mujer.
Fue al metro. Escuchó música en su reproductor. Frente a él (sin ser él, por supuesto) había una chica, también con audífonos. Cerró los ojos y sonaba otra canción que la que estaba escuchando. Abrió los ojos y se miró a él. Ahora era ella. Sonaba jazz. Siempre había odiado el jazz, pero le gustó. El hombre frente a él, el mismo que él había sido la (lo) miró. Cerró los ojos, los volvió a abrir. No pasó nada. No sintió nada. Llegó a casa, como todas las noches. Cenó con su mujer. Durmieron en la misma cama, como todas las noches. En la mañana salió. En un alto, miró hacia un lado y de repente estaba en otro auto, conduciendo. Fue a su oficina. Al día siguiente pasó lo mismo. Después también. Al día siguiente, lo mismo. Volvía a casa todas las noches como alguien distinto. Llegó a encontrarse con algunos de los que había sido. No pasó nada. No sentía nada.
Un día volteó y ya no era él mismo. Cuando volteo no era nada. Entonces fue que empezó a gritar.